12/10/09

Capítulo 1: Adiós a New York

Primer capítulo! 
Aquí no aparece Nick, pero es para que tengan una idea de lo que pasó, ya que influirá luego. Es la introducción.

Los primeros rayos de sol acariciaban ya los altos edificios de aquella ciudad. 
Tu padre estaba duchándose, tu madre preparaba sus desayunos… tú soñabas…
 
*En el sueño.*
Tú y un joven más alto discutían. Estaban en el parque, camino a casa.
- ¿Qué te sucede? ¡Dime! –Le ordenabas tú, mientras que él miraba a otro lado.
- Nada, no sucede nada. –Dijo él muy frío.
- ¿Entonces por qué siempre me tratas tan mal? ¡Estoy harta de pelear contigo! –Gritaste con lágrimas en los ojos. 
- No es nada, ya te lo dije. –Continuó él sin siquiera mirarte, y se fue… mientras tú llorabas… ahí,
sola completamente.
*Despiertas.*
Despertaste de golpe, te sentaste en la cama, y tus ojos se inundaron.
No había sido sólo un sueño, es lo que había pasado una semana atrás, cuando decidiste dejar de hablar a tu “mejor amigo”. 
Había algo en él que no andaba bien desde hacía tiempo ya, y cada vez que se veían, sólo era para terminar peleando por “nada”, así que sin más remedio, decidiste dejarlo todo… aunque esto sería más fácil, si ese amigo no te hubiese gustado desde el momento en que lo viste, sólo que nunca nadie lo supo. 
Secaste las lágrimas en tu rostro, y te paraste… al tiempo en que tu madre tocaba la puerta.
- _______ {Tu nombre :D}, ¿Ya estás despierta? El desayuno está listo. –Anunció alegremente.
- Hmm ¡Claro! Enseguida voy. –Dijiste poniéndote tu uniforme escolar, para luego peinarte y por fin bajar. 
- Buenos días, hija. –Saludó tu padre desde la mesa.
- Buenos días, pa. –Saludaste alegre y te sentaste. Luego de tomar tu desayuno, buscaste tu mochila y saliste para el colegio. 
Era un día precioso, el clima estaba agradable… todo parecía ir de maravilla.
Al llegar al colegio, fuiste directo a tu casillero e intercambiaste algunos libros para tu próxima clase. 
- ¡Buenos días! –Saludó una voz muy alegre detrás de ti, dándote el susto de tu vida.
- ¡AH! –Diste un grito y volteaste. - ¡Maggie! Me asustaste… 
- Lo siento… -Dijo con ojos de cachorro. - ¿Todo en orden? –Preguntó a continuación, al tiempo en que ambas se dirigían al salón de clases.
- Sí, todo en orden. ¿Tú? ¿Todo está bien? –Preguntaste.
- Pues… anoche tuve que taparme los oídos mientras intentaba dormir, otra discusión… -Dijo, sin darle mucha importancia.
- Oh, ya veo… -Dijiste sin más. Sabías que a Maggie le afectaban demasiado aquellas discusiones entre sus padres, pero siempre fingía ser fuerte. 
Entraron al salón, a la clase de Geografía… oh, era realmente aburrida.
No pasó nada especial, hasta que el timbre sonó y salieron al pasillo…
- Anoche volví a soñar con él… -Comentaste con una voz apagada.
- Oh… ya, debes superarlo. –Dijo ella abrazándote de lado. 
- Lo sé, pero… era mi mejor amigo y… -Ibas a decir que te gustaba, pero ni siquiera Maggie lo sabía… 
- Y… ¿Lo amas, verdad? –Dijo ella… lo que te sorprendió un poco, aunque era obvio.
- Sí, creo que sí… -Dijiste y tus ojos se llenaron de lágrimas.
Maggie te abrazó fuerte, y luego de un momento siguieron caminando…sin decir ni una palabra.
- Oye ______ … -Maggie iba a hablarte, pero tu rostro la dejó sorprendida. -¿Qué pasa? Ni que hubieras visto un fantas… 
Maggie calló. Ahí estaba… Steven, tu amigo, el que había causado todo este lío.
Se aproximaba caminando lentamente, tan serio como siempre había sido.
Vio que estabas casi llorando, pero siguió como si no te conociera… todos los días era igual.
Maggie y tú continuaron caminando y el día siguió normalmente. 
La mañana y el mediodía habían volado, hasta que por fin sonó la campana para ir a casa. 
- Nos vemos mañana. –Se despidió Maggie cuando llegaron a la esquina de tu casa, pues su casa estaba en otra dirección.
- Nos vemos, Maggie. –Saludaste y fuiste directo a tu casa.
No había nadie en ella, así que dejaste tu mochila, te quitaste el uniforme y volviste a la cocina para ver si había algo para beber. 
Tomaste un refresco de la heladera y muy relajada te tiraste en el sofá a ver TV. 
Pasando canales, te topaste con un video clip de Metro Station, el de Shake it. 
No eran tus favoritos pero esa  canción te gustaba... así que subiste el volúmen y comenzaste a cantarla.
- Shake shake, shake shake, shake it!… -Terminaste gritando casi en el suelo.
- ¿Qué sucede aquí? –Preguntó tu madre riendo a tus espaldas.
- Oh, otra vez cantando. –Bromeó tu padre.
- Sí… eso… -Dijiste algo sonrojada y te levantaste. - ¿En dónde estaban? –Preguntaste.
- Fuimos a comprar algunas cosas. –Dijo tu madre muy animada. 
- Qué bien… -Dijiste sin más, y te paraste para ir a tu cuarto, pero tu padre te detuvo.
- ______, por favor, ven. –Te dijo sentándote de nuevo en el sofá.
- ¿Qué pasa? –Preguntaste seria, al notar que tu padre también se había puesto serio.
- Bueno, ¿Recuerdas que estábamos considerando mudarnos… a Los Ángeles? –Te preguntó.
- Mmm claro. ¡No me digas! –Dijiste en voz alta sin dejarlo hablar más. -¿Nos vamos a mudar? ¿Verdad? –Adivinaste.
- Bueno, sí… está casi asegurado que sí. –Te dijo él, sin saber qué reacción esperar de ti.
Tú te quedaste pensativa un momento. Te emocionaba la idea, pero estabas dejando mucho y eso te ponía triste. 
- No hay otra opción, ¿Verdad? –Dijiste.
- Creo que no, ______. –Dijo él con seriedad.
- ¿Cuándo nos vamos? –Preguntaste.
- La semana que viene. –Te dijo tu padre.
- Está bien… -Dijiste y te fuiste a tu cuarto.
Inmediatamente llamaste a Maggie para darle la noticia… tenías que disfrutar tu última semana. 
Los días pasaron demasiado rápido después de eso. Maggie y tú pasaron mucho tiempo juntas, sabiendo que se verían muy muy poco luego. 
Fueron al parque de diversiones, al cine, hicieron una piyamada… todo lo que les gustaba hacer.
Aún así, no dejabas de pensar en Steven, y tus sueños te llevaban de nuevo a él. 
Por fin… el último día llegó, y Maggie y tú decidieron ir por un helado ese día, ya que no podías estar mucho fuera de casa, para ayudar a terminar de empacar todo. 
-. Oh, Maggie, no puedo creer que ya sea el último día… -Decías pasándote las manos por la cara.
-. Ni yo… ¡Voy a extrañarte! Tú tienes tu historia ahora, pero yo me quedaré aquí… en lo mismo. –Bromeó Maggie.
-. Así… lo creo… -Dijiste no muy animada, notando que Maggie seguía sonriendo. -¿Por qué tan animada hoy, eh? –Preguntaste.
-. Te tengo una sorpresa. –Sonrió malévolamente ella.
-. Oh, esa sonrisa me asusta. –Dijiste riendo. 
Maggie te tomó del brazo para ir más rápido “a la heladería” pero te diste cuenta de que ese no era el camino.
-. ¿A dónde me llevas ahora? –Preguntaste.
-. Alguien quiere verte… -Dijo sonriendo.
-. ¿A-Alguien? –Tu corazón comenzó a acelerarse y no por estar corriendo precisamente. ¿Quién era ese alguien?
Llegaron a una plaza, no muy grande, y allá, contra un árbol, una silueta masculina esperaba.
-. ¡Oh, no! ¡Maggie! No pienso ir. –Dijiste, sabiendo que era Steven.
-. Vamos, ______, sé que quieres ir, y así todo estará bien. Anímate. –Te dijo, y luego de una pequeña lucha, te decidiste a ir.
Te acercaste al lugar… en silencio completamente. El joven se acercó a ti… 
-. Hola… -Te saludó con voz suave… esa voz te derretía.
-. Hola… -Dijiste sin mirarlo.
-. Escucha, ______... Sé que te vas mañana… sé que no te he tratado bien, sé que soy un tonto… -Comenzó diciendo. –Y sé que no merezco a una amiga tan buena como tú… pero quiero estar bien contigo… aunque detesto tener que llegar a esta instancia para darme cuenta… de lo que estoy perdiendo…
Tú no podías creer que estuviera renunciando así a su orgullo, por ti. Ustedes dos tenían muchísimos recuerdos, porque siempre fueron los mejores amigos… y es verdad, no valía la pena perder todo eso. 
-. Así que… te pido perdón, y no quiero volver a pelear contigo. Sé que es mi culpa, lo acepto. –Finalizó, esperando una respuesta, mientras tú estabas pensativa. - ¿Me perdonas?
-. Mmm… creo que sí. Has sido siempre mi amigo, tampoco quiero pelear. –Reíste, y ambos se abrazaron muy fuerte, como solían hacerlo en los viejos tiempos…
Te sonrojaste al máximo, pero no tuvo importancia.
-. Así que… ¿Los Ángeles? –Te preguntó cuando su abrazo finalizó. 
-. Sí… Los Ángeles… -Repetiste tú. Ahora tenías menos ganas de irte. 
-. Se te va a extrañar mucho por aquí. –Sonrió él. 
-. ¡Aw! Yo también voy a extrañarte… pero hey, no nos despidamos aún. ¡Ven conmigo y con Maggie a tomar un helado! –Invitaste.
-. Bueno, creo que está bien. Como en los viejos tiempos… -Sonrió.
-. Exactamente… -Sonreíste embobada.
Así que pasaste tus últimas horas recordando momentos divertidos, momentos lindos e incluso momentos tristes con tus dos mejores amigos.
La hora por fin llegó, y tus dos amigos te acompañaron a casa. Tu madre los invitó a cenar… así que se quedaron, y luego de cenar fueron a tu habitación a escuchar música.
Luego de varias charlas, Maggie tuvo que irse. 
-. Oye, se está haciendo tarde. Mejor que vuelva a casa… -Dijo interrumpiendo la canción.
-. Es verdad… -Dijiste desanimada.
-. Supongo… que es hora de despedirme… -Dijo abrazándote fuerte.
-. Sí… pero esto es un “Hasta luego”, porque volveremos a vernos y seguiremos siendo amigas. –Dijiste. 
-. Por supuesto que sí… -Dijo ella aún abrazándote.
Después de decirse lo mucho que se querían, y de intercambiar brazaletes, Maggie se retiró. 
-. Yo también me voy… yendo… -Dijo Steven. 
-. Oh, está bien… -Dijiste. De verdad te arrepentías del tiempo perdido… pero espera, ¿Acaso te irías sin decirle lo que sentías? Wow, ese pensamiento se bloqueó en tu mente de un momento a otro. 
-. Volveremos a vernos… te llamaré. –Dijo él.
-. Claro… -Dijiste no muy animada, comenzabas a ponerte nerviosa notando que estaban solos.
Ambos se quedaron en silencio. Tú mirabas tus manos, pensativa, sentada a su lado. Él también miraba tus manos. Era un momento incómodo, hasta que él dio el primer movimiento…
Suavemente puso su mano sobre la tuya, que por poco temblaba, y ambos se miraron a la cara.
Oh, ¿Por qué tenía que suceder todo esto justo antes de que te fueras? 
Steven comenzó a acercarse a ti lentamente, mirándote fijo… y 2 segundos después sus labios estaban juntos. ¿Era sólo un sueño o… una hermosa realidad? 
El continuo besándote, pero la falta de aire los separó. 
-. Nunca voy a olvidarte. –Te susurró al oído.
-. Yo tampoco. –Respondiste casi inconsciente. 
-. Te quiero mucho, ______. –Dijo en un suspiro, abrazándote.
-. Yo más. –Respondiste divertida, abrazándolo también.
Fue el momento más perfecto… pero tuvo que acabar. Steven te regaló su cadena, para que nunca lo olvides… lo que fue muy dulce.
Se despidieron, y con lágrimas en los ojos, volviste a tu cuarto para dormir… Mañana sería un gran día... tendrías que decirle Adiós a New York.


1 comentario:

  1. aww q tristee :(, apenas estoy leyendo tu nove y hasta ahora me ha encantado :D

    ResponderEliminar